BULLYING

BULLYING

Aunque el término bullying nos suena como algo novedoso y de los tiempos actuales, el acoso escolar ha existido desde siempre. Es bastante probable que nosotros mismos recordemos casos de abuso a compañeros de clase cuando íbamos a la escuela, incluso si preguntamos a nuestros padres también relaten situaciones similares que ellos mismos vivieron en su infancia. Sin embargo, hace décadas no se conocían datos estadísticos de este problema, y por supuesto no existían protocolos de actuación o prevención del acoso escolar.

Hoy en día, el bullying se ha puesto en el ojo de mira de la convivencia escolar. En las últimas semanas ha estado muy presente en las noticias y telediarios el terrible caso del suicidio de un menor que sufría acoso escolar. El hecho dramático y trágico que lleva a un niño de 11 años a quitarse la vida es realmente inimaginable y ha puesto en alerta a padres y docentes. Como no podía ser de otra manera, esto a suscitado una preocupación social y un aumento de la sensibilidad hacia el problema por parte de la comunidad educativa. Los centros escolares poseen un protocolo de actuación que ponen en marcha inmediatamente si existe una sospecha de que se está produciendo bullying dentro del colegio o instituto.

Pero, ¿realmente tenemos claro que es el bullying? El acoso escolar no puede limitarse a una pelea ocasional en un momento dado. Deben darse una serie de características que hacen que la conducta sea abusiva, ofensiva y repetitiva. Por un lado debe existir un desequilibrio entre las partes, de tal modo que el agresor se muestra por encima de la víctima y ésta se percibe como indefensa y vulnerable. Otra de las características se refiere a la intención por parte del agresor de hacer daño a la víctima, no se trata de acciones casuales sino que van dirigidas y tienen dicho propósito y por último, para que podamos considerarlo como bullying las las conductas agresivas deben darse de forma reiterada, durante un largo periodo de tiempo y de forma recurrente.

Parece claro pues, que otras acciones de violencia que pueden darse entre niños y adolescentes no podrían considerarse como casos de bullying. Una pelea puntual entre dos compañeros, conflictos, bromas e incluso interacciones bruscas pueden ocasionar daños pero en estos casos no estaríamos hablando de acoso escolar.

La clave para erradicar este problema que afecta a la población en edad escolar recae en la educación. Desde los centros escolares se potencian charlas y talleres sobre convivencia escolar que ponen en conocimiento de los alumnos las consecuencias del acoso escolar y tienen como objetivo la concienciación y sensibilización del problema.  Pero no menos importante es dotar a los niños y adolescentes de herramientas para la solución de problemas y para la gestión de conflictos de forma adecuada con el fin de que no recurran a la violencia e intimidación para conseguir sus propósitos. Del mismo modo, no menos importante es dotar de estrategias y pautas a aquellos niños más vulnerables e indefensos para que sepan hacer frente a posibles situaciones de acoso.

Centro de Psicología Camins

Deja un comentario