EL RETO DE ENCAJAR EN PERSONAS CON ALTAS CAPACIDADES

Altas capacidades

Cuando hablamos de altas capacidades, solemos pensar en niños y niñas con un gran potencial intelectual, habilidades extraordinarias o un rendimiento escolar sobresaliente. Sin embargo, lo que muchas veces pasa desapercibido son los retos sociales y emocionales que con frecuencia acompañan a estos menores.
Los niños y adolescentes con altas capacidades no solo aprenden de forma diferente, también piensan, sienten y se relacionan de manera distinta. Su sensibilidad, intensidad emocional o su sentido de la justicia pueden hacer que no encajen con facilidad en grupos de su misma edad. A menudo se sienten incomprendidos, se aburren con conversaciones que no estimulan su curiosidad, o simplemente no comparten intereses con sus compañeros de clase. Esto puede derivar en aislamiento, frustración, baja autoestima o dificultades para establecer vínculos significativos.
Además, la presión por “destacar” o “ser siempre el mejor” puede llevarles a ocultar sus capacidades para no ser diferentes, o bien a desarrollar un perfeccionismo que limita su bienestar. La disonancia entre su desarrollo intelectual y su desarrollo emocional o social también puede generar tensiones, tanto en casa como en la escuela.
Es fundamental que las familias, profesores y profesionales estén atentos a estos aspectos. Reconocer las necesidades sociales y emocionales de los niños con altas capacidades es tan importante como estimular su potencial cognitivo. Acompañarlos en su desarrollo no solo implica ofrecerles desafíos intelectuales, sino también espacios seguros donde puedan ser ellos mismos, expresar sus emociones y construir relaciones sanas.

 

Sara Cantavella, directora de los centros Camins

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