Cada fin de año ocurre lo mismo. Incluso quienes dicen no creer en los propósitos se descubren pensando: “el año que viene cocinaré más healthy” “este año sí que sí me apunto a cross-fit”, “mi propósito del 2026 es aprender inglés”. Parece casi inevitable. Hay algo en el cambio de calendario que activa el deseo de empezar de nuevo, como si enero tuviera un poder especial para reorganizar nuestra vida.
De alguna manera el inicio de un nuevo año funciona como un marcador temporal simbólico. Nuestro cerebro tiende a organizar las experiencias en etapas, con comienzos y finales claros. El 1 de enero representa ese punto y aparte, de la misma manera que lo hace el día de nuestro cumpleaños, o el día que estrenamos nueva casa. Es lo que se conoce como el fresh start effect: los nuevos comienzos nos motivan a cambiar hábitos y alcanzar metas, dejando atrás lo que no pudimos conseguir, los fracasos y los errores. Es como un borrón y cuenta nueva.
Por otro lado, los propósitos también cumplen una función emocional importante. Ayudan a reducir la ansiedad frente a la incertidumbre. El futuro es impredecible, pero formular metas nos da una sensación de control, y ya sabemos que el ser humano se siente a gusto ante lo que conoce, las rutinas y lo predecible: la famosa zona de confort.
Y no podemos olvidarnos del peso que tiene en nosotros la sociedad. Vivimos en una cultura que valora la mejora constante, la productividad y la optimización personal. El mensaje implícito es claro: empezar un nuevo año significa ser mejores. El riesgo aparece cuando los propósitos no nacen del deseo, sino de la exigencia o la comparación con los demás.
En Camins, vemos a menudo cómo enero se convierte en una fuente de presión silenciosa: listas interminables de objetivos, culpa por no cumplirlos y la sensación de presión constante.
Tal vez la verdadera pregunta no sea qué propósito hacer este año, sino desde qué lugar lo estamos formulando.
¿Realmente es lo que quiero hacer?
¿O es lo que esperan los demás que haga?
Sara Cantavella. Directora Centro Psicología Camins




